LOS ALCANOS
Los alcanos son los hidrocarburos (compuestos de C e H) más simples, no
tienen grupo funcional y las uniones entre átomos de carbono (con hibridación
sp3) son enlaces simple. A pesar de ello son muy importantes porque su estudio
nos permitirá entender el comportamiento del esqueleto de los compuestos
orgánicos (conformaciones, formación de radicales) y además porque constituyen
una de las fuentes de energía más importantes para la sociedad actual (petróleo
y sus derivados).
Los alcanos derivan principalmente del petróleo, son subproductos del
mismo. El petróleo, con frecuencia llamado crudo, es bombeado a través de pozos
que alcanzan yacimientos, en el interior de la corteza terrestre.
El crudo es una mezcla de compuestos orgánicos que varía según la calidad
del mismo; sus componentes son: de 85 a 90% de carbono; de 10 a 14% de
hidrógeno; de 0.2 a 3% de azufre y algunos restos de otros materiales como
vanadio y níquel.
El petróleo al igual que el gas natural se forma cuando grandes
cantidades de microorganismos acuáticos (plancton y otros animales) mueren y
son enterrados entre los sedimentos del fondo de los estuarios y pantanos, en
un ambiente muy pobre en oxígeno. Cuando estos sedimentos son cubiertos por
otros que van formando estratos rocosos que los recubren, aumenta la presión y
la temperatura y, en un proceso poco conocido, se forman el petróleo y el gas
natural. Este último se forma en mayor cantidad cuando las temperaturas de
formación son más altas. El petróleo y el gas natural, al ser menos densos que
la roca, tienden a ascender hasta quedar atrapados debajo de rocas
impermeables, formando grandes depósitos. Pero realmente no son lagunas sino
que el petróleo se encuentra rodeado de tierra, como el agua dentro de un
ladrillo.
La composición del petróleo y la cantidad de contaminantes que lleva
varía de una explotación a otra, por lo que la refinería de petróleo debe
ajustar sus condiciones de trabajo para procesar un tipo u otro de crudo
petrolífero.
PANORAMA GENERAL DE LA REFINACIÓN DEL
PETRÓLEO
La refinación de petróleo es un eslabón único y fundamental de la cadena
de suministro de petróleo, del pozo a la bomba. Los demás eslabones de este
proceso agregan valor al petróleo, principalmente mediante su traslado y
almacenamiento (por ejemplo, extracción del petróleo crudo a la superficie,
traslado desde el yacimiento petrolífero a los depósitos y luego a las
refinerías, traslado de los productos refinados desde las refinerías a las
terminales de despacho e instalaciones de productos de consumo final, entre
otros.). La refinación agrega valor mediante la conversión del petróleo crudo
(que, en sí mismo, tiene escaso valor como producto de consumo final) en una
variedad de productos refinados, incluidos los combustibles para transporte. El
principal objetivo económico de la refinación consiste en maximizar el valor
agregado en la conversión del petróleo crudo en productos terminados. (Imagen
1)
Imagen 1.
Productos de la refinación del petróleo
Las refinerías son grandes plantas de producción de gran densidad de
capital, con sistemas de procesamiento extremadamente complejos. En ellas se
convierte el petróleo crudo y otros flujos de entrada en docenas de subproductos
refinados, por ejemplo:
♦ Gas licuado de petróleo (GLP)
♦ Gasolina
♦ Combustible pesado
♦ Queroseno (para iluminación y
calefacción)
♦ Combustible diésel
♦ Materias primas de
petroquímicos
♦ Aceites lubricantes y ceras
♦ Gasóleo de calefacción
♦ Aceite combustible (para
generación de energía eléctrica, combustible marino, calefacción industrial y
urbana)
♦ Asfalto (para pavimentación y
techado)
Entre los subproductos mencionados, los combustibles para transporte son
los de mayor valor, mientras que los aceites combustibles y el asfalto son los
de menor valor.
Muchos productos refinados, como la gasolina, se producen en diferentes
grados, para cumplir con diferentes especificaciones y estándares (por ejemplo,
índices de octano o contenido de azufre).
En la actualidad, existen más de 660 refinerías en 116 países, que
producen más de 85 millones de barriles de productos refinados por día. Cada
refinería tiene una estructura física particular, así como determinadas
características operativas y una economía particular. La estructura de una refinería
y sus características de funcionamiento están determinadas principalmente por
su ubicación, antigüedad, disponibilidad de fondos para inversiones de capital,
petróleos crudos disponibles, demanda del producto (de los mercados locales y/o
de exportación), requisitos de calidad del producto, normativa y estándares
ambientales, y las especificaciones y requisitos del mercado para los productos
refinados.
La mayoría de las refinerías de América del Norte están diseñadas para
maximizar la producción de gasolina, a expensas de los demás productos
refinados. En otros lugares, la mayoría de las capacidades de refinación
actuales y prácticamente todas las capacidades nuevas están diseñadas para
maximizar la producción de destilado (combustible diésel y pesado) y, en
algunas zonas, la producción de materias primas de petroquímicos, debido a que
se ha registrado un acelerado crecimiento en la demanda de estos productos en
la mayoría de las regiones del mundo.
Componentes
químicos del petróleo crudo
En las refinerías del mundo, se
procesan, en mayor o menor volumen, cientos de tipos diferentes de crudos
(identificados generalmente por su origen geográfico).
Cada tipo de crudo es único y es
una mezcla compleja de miles de componentes. La mayoría de los componentes
presentes en el petróleo crudo son hidrocarburos (componentes orgánicos compuestos
por átomos de hidrógeno y carbono). Asimismo, se pueden encontrar no sólo
carbono e hidrógeno, sino también pequeñas (pero importantes) cantidades de
otros (“hetero”) elementos, en particular azufre, nitrógeno y ciertos metales
(por ejemplo, níquel, vanadio, entre otros.). El petróleo crudo está compuesto
por la molécula de hidrocarburo más pequeña y simple – CH4 (metano) – hasta las
moléculas más grandes y complejas que contienen 50 o más átomos de carbono
(además de hidrógeno y heteroelementos).
Las propiedades físicas y
químicas de cualquier tipo de hidrocarburo o molécula dependen no sólo de la
cantidad de átomos de carbono en la molécula, sino también de la naturaleza de
los enlaces químicos entre ellos. Los átomos de carbono se unen fácilmente
entre sí (y con hidrógeno y heteroátomos) en diferentes formas (enlaces
simples, dobles y triples) para formar diferentes clases de hidrocarburos,
conforme se ilustra en la Figura 1 de la página siguiente.
La parafina, los aromáticos
y los naftenos son componentes naturales del petróleo crudo, y también
se producen mediante varias operaciones de refinación. Normalmente las olefinas
no están presentes en el
petróleo crudo. Se producen en determinadas operaciones de refinación
destinadas principalmente a la producción de gasolina. Como se muestra en la
Figura 1, los componentes aromáticos tienen mayor proporción de
carbono-hidrógeno (C/H) que los naftenos, los cuales, a su vez, tienen mayor
proporción de C/H que las parafinas.
Cuánto más pesado (más denso) es
el crudo, más alta es su proporción de C/H. Debido a los procesos químicos de
la refinación, cuánto mayor es la proporción de C/H del crudo, más intenso y costoso
es el proceso de refinación que se requiere para producir determinados
volúmenes de gasolina y combustibles destilados. Por ello, la composición
química del petróleo crudo y su división en fracciones de distinto punto de
ebullición incluyen en los requisitos de inversión de la refinería y la energía
que utiliza, los dos aspectos más importantes del costo total de la refinación.
Las proporciones de los diferentes tipos de hidrocarburos, su
distribución de la cantidad de carbono y la concentración de heteroelementos en
un tipo de crudo determina el rendimiento y la calidad de los productos
refinados que se pueden producir en la refinería a partir de dicho crudo y, por
lo tanto, el valor económico del crudo. Los diferentes tipos de crudo requieren
distintas refinerías y operaciones para maximizar el valor de la gama de
productos que producen.
Figura 1.- Los átomos de carbono se unen entre sí y con
hidrógeno (enlaces simples, dobles y triples) para formar diferentes clases de
hidrocarburos.
Contenido
de azufre
Entre
los heteroelementos presentes en el petróleo crudo, el azufre es el que más
afecta el proceso de refinación.
Ø
Los niveles suficientemente altos de azufre en
el flujo de refinación pueden (1) desactivar (“contaminar”) los catalizadores
que aceleran las reacciones químicas deseadas en ciertos procesos de
refinación, (2) provocar la corrosión en el equipo de refinería, y (3) generar
la emisión a la atmósfera de compuestos de azufre, que no son agradables y
pueden estar sujetos a estrictos controles reglamentarios, dado su alto índice
de contaminación.
Ø
El azufre de los combustibles para vehículos
automotores ocasiona la emisión de compuestos de azufre indeseables e
interfiere con los sistemas de control de emisiones de este tipo que están
destinados a regular las emisiones perjudiciales, como los compuestos orgánicos
volátiles, óxidos de nitrógeno y particulados.
Consecuentemente,
las refinerías deben tener la capacidad de extraer el azufre del crudo y los flujos
de refinación en la medida que sea necesario para atenuar estos efectos no
deseados.
Cuánto
más alto sea el contenido de azufre del crudo, más alto es el grado de control
de azufre que se necesita, para evitar la contaminación atmosférica, y el costo
que insume este procedimiento.
El
contenido de azufre del crudo y los flujos de refinación se mide generalmente
en tanto por ciento (%) en peso o en partes por millón por peso (ppmw). En la
industria de la refinería, el petróleo crudo se denomina con poco azufre (bajo
nivel de azufre), si su nivel de azufre es inferior al valor umbral (por
ejemplo, 0,5 % (5.000 ppmw)) y sulfuroso (alto nivel de azufre), si el
nivel de azufre supera el umbral más alto. La mayoría de los crudos sulfurosos
registran niveles de azufre de entre 1,0 y 2,0 %, pero en algunos casos se
registran niveles de azufre de > 4 %.
En
un determinado tipo de crudo, la concentración de azufre tiende a incrementar
en forma progresiva, con un aumento en la cantidad de carbono. Por lo tanto,
las fracciones de crudo en el aceite combustible y el punto de ebullición del
asfalto tienen mayor contenido de azufre en comparación con el que se registra
en el punto de ebullición del combustible pesado y el diésel, que, a su vez,
tienen más contenido de azufre que el que se registra en el punto de ebullición
de la gasolina. Del mismo modo, los componentes más pesados presentes en, por
ejemplo, el punto de ebullición de la gasolina tienen más contenido de azufre
que los componentes más livianos en dicho punto de ebullición.
TIPOS DE REFINACIÓN
Las transformaciones físicas y
químicas que experimenta el crudo en una refinería ocurren a través de varios
procesos específicos, cada uno de ellos llevados a cabo en una instalación o
unidad de proceso diferente. Las grandes y modernas refinerías incluyen
cincuenta procesos específicos, que operan en una estrecha interacción. Sin embargo,
a los fines de esta revisión, estos procesos se pueden considerar en función de
unos tipos amplios.
Destilación
del crudo
La
destilación del crudo es el punto de partida de cualquier refinería, más
allá de su tamaño o configuración total. Es una función específica que afecta a
todos los procesos de refinación, desde su origen.
La
destilación del crudo separa los diferentes componentes del petróleo crudo (por
lo general una mezcla de petróleos crudos) en un número de flujos de refinación
intermedios (conocidos como “fracciones de crudo” o “cortes”), que se
caracterizan por sus puntos de ebullición (una medida de su volatilidad,
o propensión a evaporarse). Cada fracción que resulta de la unidad de
destilación del crudo (1) se define mediante un punto de ebullición único (por
ejemplo, 180°-250° F, 250°-350° F, entre otros.) y (2) está compuesta por
cientos o miles de distintos compuestos de hidrocarburo, todos los cuales
tienen puntos de ebullición dentro del rango de corte. Estas fracciones
incluyen (a fin de aumentar el punto de ebullición) gases livianos, naftas,
destilados, gasóleos y aceites residuales. Cada una de estas fracciones pasa
por un proceso de refinación diferente para continuar su procesamiento.
Los productos de esa destilación fraccionada
cuidadosamente, no son alcanos puros,
sino mezclas de alcanos con un intervalo de puntos de ebullición adecuado,
como puede observarse en la Tabla 1 e Imagen 2:
Tabla 1. Diferentes puntos de ebullición y
mezcla de alcanos obtenidos
Imagen 2.- Mezcla de alcanos obtenidos durante
la destilación fraccionada del petróleo crudo.
Las
naftas son materiales combustibles con punto de ebullición. Por lo
general se envían a las unidades de mejoramiento (para mejorar el octano,
controlar el azufre, entre otros.) y luego a la mezcla de combustibles. Los destilados,
incluido el queroseno, por lo general atraviesan más tratamientos y luego se
incorporan al combustible pesado, diésel y gasóleo de calefacción. El gasóleo
pasa por las unidades de conversión, donde se fraccionan en flujos más
livianos (gasolina, destilado).
Finalmente,
el aceite residual (o residuos) es dirigido a otras unidades de
conversión, o se mezcla con el combustible industrial pesado y/o asfalto. Los
residuos tienen relativamente escaso valor económico, en realidad un valor más
bajo que el petróleo crudo del cual se extraen. La mayoría de las refinerías
modernas convierten, o mejoran, colas de componentes pesados de bajo valor en productos
livianos más valiosos (gasolina, combustible pesado, combustible diésel, entre
otros.).
Debido
a que todo el petróleo crudo que se trata en las refinerías atraviesa un
proceso de destilación, la capacidad de refinación se expresa normalmente en
términos de destilación del petróleo crudo según la capacidad de producción.
Procesos
de conversión (craqueo)
Los
procesos de conversión provocan reacciones químicas que rompen
(“descomponen”) moléculas de hidrocarburo (de escaso valor económico) de gran
tamaño y de alta ebullición, lo que da origen a moléculas apropiadas más
pequeñas y livianas, después del procesamiento, para mezclar con gasolina,
combustible pesado, combustible diésel, materias primas de petroquímicos y
otros productos livianos de alto valor. Las unidades de conversión forman el
núcleo central de las operaciones de refinación modernas debido a que (1)
permiten que las refinerías alcancen altos rendimientos de transporte de
combustibles y otros productos livianos valiosos, (2) brindan flexibilidad
operativa para mantener la elaboración de productos livianos conforme a las fluctuaciones
normales en la calidad del petróleo crudo y, (3) permiten el uso económico de
los crudos sulfurosos pesados.
Los
procesos de conversión de mayor interés son el craqueo catalítico fluidizado
(FCC, por sus siglas en inglés), el hidrocraqueo y la coquización.
Cuanto
más pesado (más denso) es el crudo, más alta es su proporción de C/H.
Del mismo modo, en un petróleo crudo en particular, cuanto más pesada es
la fracción del punto de ebullición, más alta es su proporción de C/H. Este mismo
fenómeno se aplica a los productos refinados: Cuanto más pesado es el producto,
más alta es su proporción de C/H. En consecuencia, las operaciones de
refinación deben, en conjunto, reducir la proporción de C/H del petróleo
crudo y los flujos intermedios que procesan. Gran parte de esto (aunque
no toda) recae sobre los procesos de conversión.
En
términos generales, la reducción de la proporción de C/H se puede lograr de
alguna de estas dos maneras: ya sea mediante el desecho del exceso de carbono
(en la forma de coque de petróleo) o la adición de hidrógeno. El FCC y la
coquización adoptan la primera opción. El hidrocraqueo sigue la segunda opción.
Craqueo
catalítico fluidizado
El
craqueo catalítico fluidizado (FCC) es el proceso de refinación desde el origen
más importante en la destilación del crudo, en lo que respecta a la capacidad
de producción de toda la industria y el efecto general que posee en las
operaciones de refinación y en su aspecto económico. El proceso opera a altas
temperaturas y baja presión y emplea un catalizador para convertir el gasóleo pesado
a partir de la destilación del crudo (y otros flujos pesados) en gases
livianos, materias primas de petroquímicos, mezcla de componentes de gasolina (nafta
de FCC), y mezcla de componentes de combustible diésel (aceite cíclico
ligero).
Un
catalizador es un material (por lo general un metal u óxido de metal) que
promueve o acelera una reacción química específica, sin que el mismo participe
en dicha reacción.
Es
decir, el craqueo catalítico consiste en calentar los alcanos en presencia de
materiales que catalicen la ruptura de moléculas grandes para formar otras más
pequeñas. (Figura 2).
Figura 2. Después de la destilación el
cracking o craqueo catalítico transforma alguna de las fracciones menos valiosas en productos más apreciados y de
mayor consumo.
Hidrocraqueo
El
hidrocraqueo, al igual que el FCC, convierte los destilados y el gasóleo a
partir de la destilación del crudo (como así también otros flujos de refinería
pesados), principalmente en gasolina y destilados. Este es un proceso
catalítico que opera a temperatura moderada y a alta presión. Aplica hidrógeno
generado externamente para descomponer el destilado y las cargas de gasóleo
pesado en gases livianos, materias primas de petroquímicos, y mezcla de
componentes de gasolina y combustible diésel.
Como
sucede con el FCC, el hidrocraqueo ofrece altos rendimientos de productos
livianos y una extensa flexibilidad operativa. El rendimiento del producto a
partir del hidrocraqueo depende del modo como está diseñada y opera la unidad.
Desde un extremo operativo, un hidrocraqueador puede convertir esencialmente
toda su carga en mezcla de componentes de gasolina, con rendimientos de ≈ 100
vol% en la carga. De manera alternativa, un hidrocraqueador puede producir
combustible pesado y diésel, con rendimientos combinados de 85% a 90 vol%,
junto con bajos volúmenes de gasolina.
El
hidrocraqueo presenta una notable ventaja respecto del FCC. La entrada de hidrógeno
al hidrocraqueador no sólo causa reacciones de craqueo, sino también otras
reacciones que extraen los heteroátomos, en especial el azufre, de los flujos
hidrocraqueados. Estas reacciones de “hidrotratamiento” producen flujos
hidrocraqueados con contenido de azufre muy bajo y mejores propiedades.
Los
flujos hidrocraqueados no sólo que casi no contienen azufre, sino que también
tienen un bajo contenido de aromáticos. Los aromáticos en el punto de
ebullición de destilados tienen un deficiente funcionamiento del motor (es
decir, baja cantidad de cetano) y deficientes características de emisión en el
combustible diésel. Las reacciones químicas en el hidrocraqueo rompen los
anillos aromáticos y, de ese modo, producen una mezcla de componentes de
destilados especial, con un destacado funcionamiento y características de
emisión. En consecuencia, los hidrocraqueadores en las refinerías con FCC y/o
unidades de coquización, a menudo reciben como carga el alto contenido de
aromáticos, flujos de destilados de alto contenido de azufre, a partir de estas
unidades.
El
hidrocraqueo es más efectivo que el FCC o la coquización en cuanto a la
conversión del gasóleo pesado y la elaboración de productos de bajo contenido
de azufre. Sin embargo, la construcción y el funcionamiento de los
hidrocraqueadores son más costosos, en gran medida debido a su consumo
demasiado alto de hidrógeno.
Coquización
La
coquización es proceso de conversión térmica, no catalítico que descompone el
aceite residual, el residuo más pesado que resulta de la destilación del crudo,
en un rango de intermedios más livianos para continuar su procesamiento. En la
industria de la refinación, la coquización es el medio principal (aunque no el
único) de conversión del aceite residual, el “fondo del barril de crudo”, en
productos más livianos y valiosos.
Los
productos craqueados a partir de la coquización incluyen gases livianos
(incluidas las olefinas livianas), nafta de baja calidad (nafta del proceso
de coquización) y flujos destilados (destilado de coque), los
cuales deben continuar su procesamiento, y grandes volúmenes de gasóleo de
coque y coque de petróleo (≈ 25–30 % en la carga).
El
gasóleo de coque se utiliza principalmente como carga de FCC adicional. Sin
embargo, el gasóleo de coque contiene altos niveles de azufre y otros
contaminantes, los cuales disminuyen el valor de la carga de FCC, en
comparación con el gasóleo de destilación directa.
Según
el tipo de petróleo crudo, el coque de petróleo que se produce en el coquizador
se puede vender para varios fines de uso, por ejemplo, como combustible en
refinerías o plantas de energía externas, o simplemente ser enterrado.
Reforming o reformado catalítico
Otro
proceso que se lleva a cabo con alguna de las fracciones del petróleo es el reforming
o reformado catalítico. Éste es un proceso en el que las moléculas lineales de
hidrocarburos se ciclan pudiendo llegar a convertirse en hidrocarburos
aromáticos. (Figura 3).
Figura 3.- Proceso de Reforming
El
objetivo de este proceso es aumentar el índice de octanos de la gasolina. El
índice de octano marca la capacidad de autoignición de la gasolina bajo
presión. Cuanto mayor índice más difícil es la autoignición. Para poder
calcular el índice de octano de una sustancia se asignó el valor 0 al n-heptano
y el 100 al 2,2,4-trimetilpentano. (Figura 4).
Figura 4. El índice de octano marca la
capacidad de autoignición de la gasolina
El
reformado catalítico (o, simplemente, “reformado”) es el proceso de
mejoramiento más usado, en particular, en las refinerías de los Estados Unidos,
donde representa alrededor del 25% del yacimiento de gasolina.
Los
reformadores tienen otra importante función de refinación. Los compuestos
aromáticos tienen una proporción mayor de C/H que los compuestos de
hidrocarburo de los cuales se producen, mediante el reformado catalítico. En
consecuencia, los reformadores elaboran hidrógeno, como un subproducto. El
hidrógeno producido mediante el reformado abastece alrededor de 45% del hidrógeno
que se consume en las refinerías de los Estados Unidos.
La
alta concentración de componentes aromáticos en el reformado es la fuente
principal de octano reformado. Estos compuestos aromáticos son también valiosos
para las materias primas de petroquímicos. Por ende, muchas refinerías ubicadas
cerca de centros petroquímicos disponen de procesos para extraer algunos de
estos aromáticos para la venta como materias primas de petroquímicos.
Los
aromáticos, en especial el benceno, se consideran compuestos tóxicos, lo cual
ha ocasionado presiones externas para generar octano incremental de fuentes que
tienen menor contenido aromático.
A
través de la descripción del largo proceso de refinación del petróleo, podemos
observar que es una importante fuente de energía no renovable, de buen
rendimiento y del cual se obtienen numerosos productos que empleamos en nuestra
vida cotidiana. Sin embargo, su extracción, transporte, refinamiento y consumo
genera sustancias contaminantes tales como el hollín (carbón sin quemar),
monóxido de carbono, óxido de azufre y dióxido de carbono, que alteran no solo
al aire atmosférico, sino los ríos y
mares; y los bosques y tierras de uso agrícola, deteriorando la calidad de vida
de todos los seres vivos que habitan en el planeta.
IMPACTO SOCIAL QUE OCURRE AL EXTRAER,
TRANSPORTAR Y CONSUMIR ENERGÍA DEL PETRÓLEO Y OTROS COMBUSTIBLES FÓSILES.
PETRÓLEO
El
petróleo es un combustible natural líquido constituido por una mezcla de hidrocarburos.
Su poder calorífico oscila entre las 9000 y 11000 kcal/kg. Procede de la
transformación, por acción de determinadas bacterias, de enormes masas de
plancton sepultadas por sedimentos y, en determinadas condiciones de presión y
temperatura. Es, por lo tanto, un combustible fósil, más ligero que el agua.
Estos
depósitos se almacenan en lugares con roca porosa y hay rocas impermeables
(arcilla) a su alrededor que evita que se salga.
Durante
su extracción pueden ocurrir accidentes, como derrames que afecten el entorno
que lo rodea. Si el petróleo se encuentra junto a depósitos de gas natural, en
pozos ubicados en el mar o en tierra, normalmente éste es quemado, así se
libera a la atmósfera una serie de elementos contaminantes: hollín, monóxido, dióxido
de carbono y óxido de azufre, estos últimos responsables del efecto invernadero
y de la lluvia ácida.
El
principal impacto es que al ser transportado por mar, en buques-tanques, ocurra
un derrame debido a un accidente. Cuando un petrolero se accidenta, produce un
enorme impacto en el ecosistema marino al derramar cientos o miles de toneladas
de petróleo crudo sobre las aguas, el cual se esparce en una gran extensión que
suele abarcar varios kilómetros a la redonda. Si este ocurre cerca de la costa,
el derrame suele llegar hasta las playas inutilizándolas para el uso de las
personas, los hidrocarburos orgánicos
volátiles del petróleo matan inmediatamente varios animales, especialmente en
sus formas larvales. (Imagen 3).
Imagen 3. Petróleos de Venezuela (PDVSA) no
pudo controlar las fugas de petróleo hacia el Lago de Maracaibo.
Otras
sustancias químicas permanecen en la superficie y forman burbujas flotantes que
cubren las plumas de las aves que se zambullen, lo cual destruye el aislamiento
térmico natural y hace que se hundan y mueran. Los componentes pesados del
petróleo que se depositan al fondo del mar pueden matar a los animales que
habitan en las profundidades como cangrejos, ostras, entre otros., o los hacen
inadecuados para el consumo humano. (Imagen 4).
Imagen 4. Huellas del daño ocasionado
a las aves, animales marinos y ecosistemas costeros
El
petróleo que llega al mar se evapora o es degradado lentamente por bacterias.
Una
de las mayores causas de la contaminación oceánica son los derrames de
petróleo. El 46% del petróleo y sus derivados industriales que se vierten en el
mar son residuos que vuelcan las ciudades costeras, afectando a la vida marina
y ecosistemas costeros. El mar es
empleado como un muy accesible y barato depósito de sustancias contaminantes, y
la situación no cambiará mientras no existan controles estrictos, con severas
sanciones para los infractores. (Imagen 5).
Imagen 5. Los
derrames petroleros son la principal causa de contaminación de lagos y océanos
Con
respecto al transporte terrestre, éste se realiza por grandes tubos de acero
protegidos, de 80 cm de diámetro (oleoductos) que van enterrados en el suelo,
que enlazan yacimientos con refinerías y puertos de embarque. Los problemas que
podrían producirse son principalmente, durante la construcción de éste, porque
altera las zonas por donde pasa y generalmente suele abarcar grandes
distancias. Durante el transcurso del tiempo, podría llegar a ocurrir una
rotura del oleoducto y producir un derrame terrestre, contaminando los suelos y
ocasionando la pérdida de fertilidad de
estos. Este tipo de accidentes son poco frecuentes y pueden ser evitados
gracias a un buen control de los oleoductos. (Imagen 6)
Imagen 6. Vestigios
del daño ocasionado por derrames de petróleo a suelos productivos
En
relación al consumo, la combustión de los principales derivados del petróleo ya
refinado, (gasolina, bencina, parafina, petróleo diesel, etc.), genera gran
cantidad de hollín (carbón sin quemar); CO (monóxido de carbono), que es un
veneno; y CO2 (dióxido de carbono) principal constituyente del smog de las
grandes ciudades y causante principal del efecto invernadero en la planeta.
GAS NATURAL
Se obtiene
de yacimientos. Consiste en una mezcla de gases que se encuentra almacenada en
el interior de la tierra, unas veces aisladamente (gas seco) y en otras ocasiones acompañando
al petróleo (gas húmedo). Su origen es semejante al del petróleo, aunque su
extracción es más sencilla. Consiste en más de un 70% en metano, y el resto es
mayoritariamente, etano, propano y butano. Una vez extraído, se elimina el agua
y se transporta empleando diversos métodos. Su poder calorífico ronda las 11000
kcal/ m3. (Imagen 7)
Imagen 7. Esquema de los yacimientos de extracción
del gas natural, donde podemos observar gas seco (libre de petróleo).
Se
emplea como combustible en centrales térmicas, para obtener gasolina y como
combustible doméstico e industrial.
En lo referente a la extracción,
al obtener gas natural es común la quema de un pequeño porcentaje de este gas
en los pozos. Esto provoca un impacto ambiental atmosférico, ya descrito en la
explicación sobre la extracción de petróleo.
En
los pozos extractores de gas, es común ver las enormes y altas chimeneas
coronadas por fuego (llamas). Esta combustión, incompleta, contamina la
atmósfera (monóxido, dióxido de carbono, etc.). (Imagen 8)
Imagen 8. Se observa la contaminación
atmosférica que ocasionan las plantas de extracción y procesamiento de gas y
las explosiones accidentales que pueden
ocurrir durante su extracción.
En
lo concerniente al transporte, no presenta mayor riesgo que las posibles
explosiones de gasoductos debido a fallas en sus sistemas reguladores de la
presión, lo cual, es poco probable. Muy pocas veces ha ocurrido un accidente de
este tipo.
Además,
se observan los mismos impactos en la construcción de gasoductos que de
oleoductos, como explicamos anteriormente. (Imagen 9).
Imagen 9. Esquema de la contaminación
del agua potable durante la hidrofractura (Fracking): Por esta tecnología se extrae el gas de
esquisto (shale gas), que está almacenado en el subsuelo, a varios kilómetros
de profundidad. Se realiza una perforación vertical, y se derivan de ella
perforaciones horizontales. Por estas excavaciones se inyectan millones de
litros de agua mezclados con arena gelificada y una combinación de productos
químicos, altamente tóxicos. Lo que se busca así es que el combustible, que
está atrapado en forma de burbujas en las rocas, emerja.
En
lo relativo al consumo, el mayor impacto ambiental que presenta este energético
es la combustión. En todo caso, el gas natural es el combustible que produce
menos contaminación atmosférica, y por lo tanto, es considerado el combustible
más limpio en la actualidad.
CARBÓN
El
primer combustible fósil que ha utilizado el hombre es el carbón, y cuenta con
abundantes reservas. Representa cerca del 70% de las reservas energéticas
mundiales de combustibles fósiles conocidas actualmente, y es la más utilizada
en la producción de electricidad a nivel mundial.
Es
una roca combustible sólido, con un alto contenido en carbono. (Imagen 10)
Imagen 10. Extracción del carbón en
minas. Observamos la exposición a los polvos residuales a la que están
sometidos los mineros
Carbón
mineral: Procede de la transformación de grandes masas vegetales provenientes
del llamado período Carbonífero. Estos vegetales enterrados sufrieron un
proceso de fermentación en ausencia de oxígeno, debido a la acción conjunta de
microorganismos, presión y temperatura adecuados. A medida que pasaba el
tiempo, el carbón aumentaba su contenido en carbono, lo cual incrementa la
calidad y poder calorífico del mismo. Según este criterio, el carbón se puede
clasificar en:
- Turba:
es el carbón más reciente. Tiene un porcentaje alto de humedad (hasta 90%),
bajo poder calorífico (menos de 2000 kcal/kg) y poco carbono (menos de un 50%).
Se debe secar antes de su uso. Se encuentra en zonas pantanosas. Se emplea en
calefacción.
- Lignito:
poder calorífico menor de 7000 kcal/kg, con más de un 50 % de carbono y mucha
humedad (30%). Se encuentra en minas a cielo abierto y por eso, su uso suele
ser rentable. Se emplea en centrales eléctricas.
- Hulla:
tiene alto poder calorífico, más de 7000 kcal/kg y elevado porcentaje de
carbono (85%). Se emplea en centrales eléctricas y fundiciones de metales.
- Antracita:
es el carbón más antiguo, pues tiene más de un 90% de carbono. Arde con
facilidad y tiene un alto poder calorífico (más de 8000 kcal/kg).
Carbones
artificiales: los más importantes son el coque y el carbón
vegetal.
- Coque:
se obtiene a partir del carbón natural. Se obtiene calentando la hulla en
ausencia de aire en unos hornos especiales. El resultado es un carbón con un
mayor poder calorífico.
- Carbón
vegetal: se obtiene a partir de la madera.
El
carbón es un mineral bastante quebradizo, que se extrae mediante el esfuerzo
directo del ser humano, y por lo mismo, los mineros están expuestos al polvo
residual de las faenas, produciendo daños en su salud, sobre todo a nivel
pulmonar, ocasionando la enfermedad conocida como neumoconiosis del carbón, que
conlleva a fibrosis pulmonar, con gran deterioro de la calidad de vida de estas
personas. (Imagen 11).
Imagen 11. Radiografías de tórax de pacientes con fibrosis pulmonar secundaria a
neumoconiosis de los mineros de carbón.
El
almacenamiento y distribución del carbón no presenta riesgos de impacto
ambiental, sin embargo su almacenamiento al aire libre sin protección produce
la oxidación de ciertos compuestos como el azufre que al entrar en contacto con
lluvias, generan compuestos ácidos y corrosivos que escurren y queman el suelo
en que se encuentran, donde pueden filtrarse hacia las capas subterráneas.
(Imagen 12).
Imagen 12. Almacenamiento al aire
libre que genera sustancias tóxicas para el suelo y el aire atmosférico.
La
combustión del carbón genera hollín, monóxido y dióxido de carbono, además de
otros polutos derivados del azufre (óxido de azufre) y del nitrógeno (óxido de
nitrógeno) que contribuyen con el efecto
invernadero y la lluvia ácida.
EFECTO INVERNADERO Y CALENTAMIENTO GLOBAL
Dentro
de un invernadero la temperatura es más alta que en el exterior porque entra
más energía de la que sale, por la misma estructura del habitáculo, sin
necesidad de que empleemos calefacción para calentarlo. (Imagen 13).
Imagen 13. La mayor parte de la radiación
solar (un 70%) atraviesa la atmósfera y alcanza la superficie terrestre, que se
calienta y a su vez emite radiación infrarroja. Esta radiación infrarroja
atraviesa y supera la atmósfera, pero parte de ella es absorbida y reemitida
por las partículas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) lo que provoca el
aumento de las temperaturas (Fuente: UNEP-GRID-Arendal, (2010)).
En
el conjunto de la Tierra se produce un efecto natural similar de retención del
calor gracias a algunos gases atmosféricos. La temperatura media en la Tierra
es de unos 15º C y si la atmósfera no existiera sería de unos -18º C.
Se
le llama efecto invernadero por similitud, porque en realidad la acción física
por la que se produce es totalmente distinta a la que sucede en el invernadero
de plantas.
El
efecto invernadero hace que la temperatura media de la superficie de la Tierra
sea 33º C mayor que la que tendría si no existieran gases con efecto
invernadero en la atmósfera.
¿Por qué se produce el efecto invernadero?
El
ciclo formado por los puntos B y C, es el responsable del aumento en la
temperatura de las capas más cercanas a la superficie terrestre. (Imagen 14).
Imagen 14. A: Absorción de la radiación emitida por el Sol en las capas
atmosféricas. B: Reflexión de la
radiación solar absorbida (aproximadamente un 30 por ciento). C: Captación de la radiación solar
reflejada por los gases invernaderos. D:
Expulsión de la radiación solar al espacio.
El efecto
invernadero se origina porque la energía que llega del sol, al proceder de un
cuerpo de muy elevada temperatura, está formada por ondas de frecuencias altas
que traspasan la atmósfera con gran facilidad. A su vez, la energía remitida
hacia el exterior, desde la Tierra, al proceder de un cuerpo mucho más frío,
está en forma de ondas de frecuencias más bajas, y es absorbida por los gases
con efecto invernadero. (Imagen 15).
Si
no existieran estos gases, el planeta sería cerca de 30 grados centígrados más
frío de lo que es ahora. En esas condiciones probablemente la vida nunca
hubiera podido desarrollarse.
Esta
retención de la energía hace que la temperatura sea más alta, aunque hay que
entender bien que, al final, en condiciones normales, es igual la cantidad de
energía que llega a la Tierra que la que esta emite. Si no fuera así, la
temperatura de nuestro planeta habría ido aumentando continuamente,
perjudicando la vida de los seres que habitan el planeta.
Podríamos
decir, de una forma muy simplificada, que el efecto invernadero lo que hace es
provocar que la energía que llega a la Tierra sea "devuelta" más
lentamente, por lo que es "mantenida" más tiempo junto a la
superficie y así se mantiene la elevación de temperatura.
Imagen 15. La energía que la Tierra
necesita (para mantener la temperatura de la Tierra, para mover masas de aire,
etc.) la toma del Sol. El Sol emite sus rayos en forma de onda corta a la que
la atmósfera es prácticamente invisible. La superficie de la Tierra es
calentada por el Sol, pero alrededor del 70% de la energía solar es devuelta al
espacio en forma de onda larga (longitud correspondiente a rayos infrarrojos),
parte de esta radiación infrarroja es retenida por los gases presentes en la
atmósfera que producen el llamado efecto invernadero y la reflejan de nuevo a
la superficie terrestre, es decir, estos gases se comportan ante la radiación
como el cristal de un invernadero, dejando pasar el calor hacia el interior,
pero no hacia el exterior, y por ello este efecto recibe su nombre.
Sin
embargo, desde la revolución agrícola del Neolítico, es decir, desde que el
hombre se hizo sedentario y comenzó a utilizar la agricultura como medio de
abastecimiento, el aumento de la concentración de los gases invernadero
provenientes de diversas actividades humanas ha provocado la intensificación de
este fenómeno y ha sido a partir de la Revolución Industrial cuando este
aumento se ha incrementado notablemente. Especialmente se ha producido por
combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) para obtener energía. La
destrucción de bosques tropicales por el método de cortar y quemar también ha
sido un factor relevante en este ciclo.
Como
consecuencia de este aumento la temperatura global del planeta ha subido en los
últimos100 años entre 0,4 y 0,8 grados centígrados en su temperatura media
sufriendo un fuerte aumento a finales de los años 80, y se estima que en los
próximos aumentará de 2 a 6 grados centígrados.
GASES CON EFECTO INVERNADERO
Vapor de agua: El
principal gas invernadero es el vapor de agua (H2O), responsable de
dos terceras partes del efecto invernadero natural. En la atmósfera, las
moléculas de agua atrapan el calor que irradia la Tierra y la irradian a su vez
en todas las direcciones, calentando la superficie terrestre, antes de
devolverlo de nuevo al espacio.
El
vapor de agua en la atmósfera forma parte del ciclo hidrológico, un sistema cerrado
de circulación de agua, del cual existe una cantidad limitada en la Tierra (desde
los océanos y la tierra a la atmósfera y vuelta a empezar a través de la evaporación
y la transpiración, la condensación y la precipitación).
Las
actividades humanas no añaden vapor de agua a la atmósfera, pero el aire calentado
puede retener mucha más humedad, por lo que el aumento de las temperaturas
intensifica aún más el cambio climático.
Dióxido de carbono: El
elemento que más contribuye al efecto invernadero acentuado (artificial) es el
dióxido de carbono (CO2). En general, es responsable de más del 60%
del efecto invernadero intensificado. En los países industrializados, el CO2
representa más del 80% de las emisiones de gases invernadero.
En
la Tierra existe una cantidad limitada de carbono que, como el agua, forma parte
de un ciclo: el ciclo del carbono. Se trata de un sistema muy complejo en el que
el carbono se desplaza por la atmósfera, la biosfera terrestre y los océanos.
Las
plantas absorben CO2 de la atmósfera durante la fotosíntesis.
Utilizan el carbono para construir sus tejidos y lo vuelven a liberar a la atmósfera
cuando mueren y se descomponen. Los cuerpos de los animales (y los de los
humanos) también contienen carbono, ya que están compuestos por el carbono
obtenido de las plantas digeridas o de los animales que comen plantas. Este
carbono se libera como CO2 cuando respiran (respiración) y cuando
mueren y se descomponen.
Los
combustibles fósiles son los restos fosilizados de las plantas y animales muertos
que se forman a lo largo de millones de años en determinadas condiciones, y por
eso contienen una gran cantidad de carbono. En términos generales, el carbono
es el resto de los bosques enterrados, mientras que el petróleo es la vida
vegetal oceánica convertida. (Los océanos absorben CO2, que, en
forma disuelta, se usa en la fotosíntesis de la vida marina.)
Cada
año se intercambian miles de millones de toneladas de carbono de forma natural
entre la atmósfera, los océanos y la vegetación terrestre. Parece que los niveles
de dióxido de carbono en la atmósfera variaron menos del 10% durante los 10.000
años anteriores a la Revolución Industrial. Desde 1800, sin embargo, las
concentraciones han aumentado aproximadamente un 30% por la quema de cantidades
masivas de combustibles fósiles para producir energía principalmente en los
países desarrollados. En la actualidad, emitimos más de 25.000 millones de
toneladas de CO2 a la atmósfera cada año.
Hace
poco, investigadores europeos descubrieron que las concentraciones actuales de
CO2 en la atmósfera son más altas ahora que en cualquier otro período
de los últimos 650.000 años. En una investigación se perforaron los núcleos
glaciares hasta una profundidad de más de 3 km alcanzando el hielo antártico
que se formó hace cientos de miles de años. Este hielo contiene burbujas de
aire que ofrecen un historial de composiciones atmosféricas de diferentes
épocas en la historia de la Tierra.
El
CO2 puede permanecer en la atmósfera entre 50 y 200 años, en función
de cómo se recicle en la tierra o en los océanos. (Imagen 16).
Metano: el segundo gas que más contribuye al efecto
invernadero acentuado es el metano (CH4). Desde el principio de la Revolución
Industrial, las concentraciones de metano en la atmósfera se han duplicado y
han contribuido un 20% al incremento del efecto invernadero. En los países
industrializados, el metano representa normalmente el 15% de las emisiones de
los gases invernadero.
El
metano se crea sobre todo mediante las bacterias que se alimentan de material
orgánico cuando escasea el oxígeno. Por tanto, el metano emana de fuentes
naturales y de fuentes influidas por el hombre, siendo mayoría estas últimas.
Las fuentes influidas por el hombre son la minería y la quema de combustibles
fósiles, la cría de animales (el ganado se alimenta de plantas que fermentan en
sus estómagos, por lo que exhalan metano que también está presente en el
estiércol), el cultivo de arroz (los arrozales inundados producen metano porque
la materia orgánica en el suelo se descompone sin oxígeno suficiente) y los
vertederos (aquí también, los residuos orgánicos se descomponen sin oxígeno
suficiente).
En
la atmósfera, el metano retiene el calor y es 23 veces más efectivo que el CO2.
Su ciclo de vida es, sin embargo, más breve, entre 10 y 15 años. (Imagen 16).
Óxido nitroso: El óxido
nitroso (N2O) se libera de forma natural de los océanos y de las
selvas tropicales gracias a las bacterias del suelo. Algunas de las fuentes
influidas por el hombre son los abonos a base de nitrógeno, la quema de combustibles
fósiles y la producción química industrial que utiliza nitrógeno, como el
tratamiento de residuos. En los países industrializados, el N2O representa
aproximadamente el 6% de las emisiones de gases invernadero. Al igual que el CO2
y el metano, el óxido nitroso es un gas invernadero cuyas moléculas absorben el
calor al tratar de escapar al espacio. El N2O es 310 veces más
efectivo que el CO2 absorbiendo el calor. Desde el inicio de la
Revolución Industrial, las concentraciones de óxido nitroso en la atmósfera han
aumentado un 16% aproximadamente y han contribuido entre un 4 y un 6% a
acentuar el efecto invernadero.
Gases fluorados de efecto invernadero: Son los
únicos gases de efecto invernadero que no se producen de forma natural, sino
que han sido desarrollados por el hombre con fines industriales. Representan
alrededor del 15% de las emisiones de gases invernadero en los países
industrializados, pero son extremadamente potentes - pueden atrapar el calor
hasta 22.000 veces más eficazmente que el CO2 – y pueden permanecer en la
atmósfera durante miles de años.
Los
gases fluorados de efecto invernadero incluyen los hidrofluorocarbonos (HFC)
que se utilizan en la refrigeración, como el aire acondicionado, sulfurohexafluorido
(SF6), que se usa, por ejemplo, en la industria de la electrónica; y
los perfluorocarbonos (PFC), que se emiten durante la fabricación de aluminio y
se emplean también en la industria de la electrónica. Posiblemente los gases más
conocidos de este grupo sean los clorofluorocarbonos (CFC), que no sólo son
gases fluorados de efecto invernadero, sino que además reducen la capa de ozono.
Estos gases se están retirando paulatinamente en virtud del Protocolo de Montreal
de 1987 relativo a las sustancias que reducen la capa de ozono. (Imagen 16 e
Imagen 17).
Como se indica en la columna de
acción relativa, un gramo de Clrofluorocarbono (CFCs) produce un efecto
invernadero 15.000 veces mayor que un gramo de dióxido de Carbono (CO2),
pero como la cantidad de CO2 es mucho mayor que la del resto de los gases, la
contribución real al efecto invernadero (en porcentaje) es la que señala la
columna de la derecha. (Tabla 2).
Tabla 2. Contribución real de los gases al
efecto invernadero
Imagen 16. Porcentaje de gases de efecto
invernadero existentes en la atmósfera. Dióxido
de Carbono (CO2); gas emitido por la quema de combustibles como el
petróleo. Óxidos de Nitrógeno (N2O);
que se presentan en los fertilizantes químicos. Vapor
de agua. Clorofluorocarbonos (CFCs); gases
compuestos de cloro, flúor y carbono que se encuentran en algunos aerosoles y
algunas sustancias que se utilizan para los refrigeradores. Metano (CH4); gas que se produce al
combinarse algunos desechos sólidos.
Imagen 17. Esta ilustración muestra el
“agujero” en la capa de ozono que se encuentra en la Antártida. La capa de
ozono es un gas que envuelve la Tierra e impide el paso de los rayos
ultravioleta provenientes del Sol. Actualmente, los clorofluorocarbonos (CFC),
sustancias presentes en diversos productos como desodorantes, pinturas,
perfumes, refrigeradores y extinguidores, están alterando y dañando esta capa.
Si se adelgaza la capa de ozono puede aumentar la radiación ultravioleta, lo
cual causa quemaduras, cáncer en la piel y retardo en el crecimiento de las
plantas y algunos cultivos como trigo, arroz, maíz y soya. También podría
llevar a un importante aumento de las temperaturas de la superficie terrestre
alterando los climas de las diferentes regiones naturales del planeta.
¿Qué consecuencias tiene el efecto
invernadero?
La
principal consecuencia que desencadena este efecto es el calentamiento global.
Este hecho desencadenaría una lista importante de consecuencias derivadas,
además de que favorecería al efecto invernadero, ya que si se produjera, los
gases invernadero disueltos en las aguas de los océanos tendrían menos
solubilidad y serían emitidos a la atmósfera.
La
temperatura de la atmósfera tendría un aumento de 2 a 6ºC en un periodo de cien
años. Este aumento parece pequeño, pero no lo es, ya que una variación superior
a 2ºC nunca se ha registrado en nuestra civilización. Un pequeño cambio de
temperatura supondría un planeta totalmente distinto al que hoy conocemos; por
ejemplo, en la última era glacial, hace unos 18 mil años, la temperatura de la
Tierra era sólo 5ºC inferior a la actual; y más recientemente, las temperaturas
comprendidas entre 1550 y 1850 (periodo conocido como la “pequeña era del
hielo”) eran sólo cuatro décimas inferior a la temperatura de hoy en día.
El
aumento de temperatura desencadenaría, entre otros, estos hechos:
ü
La temperatura aumentaría en los polos, por
tanto, habría menos contraste entre las temperaturas polares y las
ecuatoriales, lo cual afectaría a la circulación global de masa de aire.
ü
Los ciclones, huracanes y tormentas tropicales
serían más frecuentes y violentos, con lo que la población de las regiones
intertropicales se vería seriamente afectada: perderían sus cosechas, sus
casas, etc. Además, nosotros también nos veríamos afectados, ya que muchas de
las industrias de las que dependemos serían afectadas.
ü
Ecosistemas como los bosques húmedos sufrirían
también las consecuencias, con lo que se perderían muchas especias animales y
vegetales
ü
Las sequías en las zonas entre los trópicos y
los círculos polares sufrirían sequías más duras. Esto desencadenaría
principalmente las siguientes consecuencias:
a)
Aumento de zonas desérticas
b)
Erosión de tierras cultivables, lo cual
supondría un duro golpe a la agricultura en muchas partes del mundo, lo que
afectaría directamente a la población y aumentarían la hambruna, las plagas
favorecidas por el calor, las nuevas enfermedades, entre otros.
c)
Más incendios forestales
d)
Se secarían muchos ríos, lo cual quiere decir
que tendríamos menos fuentes de obtención de agua corriente.
e)
Haría demasiado calor, y tanto los animales
como nosotros mismos posiblemente no lo soportaríamos.
ü
Otra gran consecuencia sería el deshielo de
los polos, que tendrá las siguientes consecuencias:
1.
Habría menos cubierta de nieve y menos
extensión y duración en las capas de hielo en lagos y ríos.
2.
Las zonas costeras y sus actividades
dependientes del mar se verían afectadas
3.
Ecosistemas tan ricos como la Tundra de Siberia
o de Canadá sufrirían las consecuencias, y perderíamos la gran biodiversidad de
estas zonas.
Si
se deshielan los polos, la profundidad de los mares aumentaría y ascendería el
nivel del mar. Este ascenso sería, sin duda, catastrófico:
Se
estima que el nivel del mar subiría entre 10 cm y 2m, con lo cual, las regiones
ribereñas, costeras e insulares, además de muchas islas, quedarían inundadas:
En
Bangladesh (India), con sólo un aumento de 60 cm, las tierras fértiles de las
cuales dependen miles de personas quedarían inundadas. Con un aumento de 1m,
2000 km2 de tierra quedarían bajo las aguas. Bangladesh es una ciudad
superpoblada y muy pobre, y no podrían superar estos hechos.
En
los EE.UU, muchas de las tierras del medio oeste quedarían inundadas, y sus
cosechas se verían reducidas en una tercera parte.
Las
Islas Maldivas y sus atolones coralinos desaparecerían bajo el océano si el mar
crece sólo 3m.
En
las Islas Galápago podrían inundarse fácilmente las costas de cría de especies
tan exóticas como las tortugas galápago, las iguanas y los leones marinos. Una
pérdida de biodiversidad irrecuperable.
Posiblemente,
el ascenso del nivel del mar podría no ser un gran problema en países
desarrollados como Reino Unido, que ya tiene barreras contra las inundaciones,
pero estas medidas son excesivamente caras y muchos de los países
subdesarrollados no podrían permitírselas.
En
España, parece bastante probable un aumento de las temperaturas igual o
ligeramente superior a la media mundial, una ligera disminución de las
precipitaciones en los dos tercios meridionales de la Península y un más
apreciable descenso de la disponibilidad de agua, debido a la menor
precipitación y a su mayor evaporación. También es de esperar un aumento
progresivo de la intensidad y frecuencia de los fenómenos climáticos extremos,
como son las sequías y las lluvias torrenciales.
Los
expertos también han calculado las consecuencias que podría sufrir Venezuela:
A.
Uno de los primeros casos estudiados por los
especialistas es la disminución del número de glaciares en la Sierra Nevada de
Mérida: de los 10 que existían y que cubrían cerca de 10 km2, 4 desaparecieron,
cinco redujeron sus tamaños y del último apenas quedan manchas.
B.
Otro de los efectos más visibles es la
variación de las precipitaciones. Se han reducido casi 30 por ciento
tierra adentro, donde hace más calor debido a la subida de las temperaturas.
Mientras, que en las costas hay mayor
evaporación y se generan lluvias más intensas.
C.
El progresivo deshielo de los polos provocaría
el avance del agua de los océanos a las costas, lo cual inundaría comunidades e
infraestructuras ahí apostadas.
D.
Algunas de las zonas más vulnerables del
territorio nacional son la Laguna de Tacarigua, en Miranda; Chichiriviche,
Morrocoy y Tucacas, en la costa oriental de Falcón; las plantas de
procesamiento de petróleo liviano de José, en Anzoátegui; algunas zonas de Juan
Griego, en Nueva Esparta; la ciudad de Tucupita, y hasta el Delta del Orinoco.
Parece
obvio que hay que poner medidas contra las consecuencias del efecto
invernadero, pero hay que hacerlo de inmediato y no esperar a que las
consecuencias tengan lugar.
¿Qué podemos hacer para frenar el
efecto invernadero?
Soluciones a nivel personal
Cada
minuto los seres humanos emitimos 48.000 toneladas de CO2 a la
atmósfera, por ello, todos los habitantes de este planeta, estamos obligados a
tomar medidas para detener el cambio climático y el aumento del Efecto
Invernadero. Además un paso importante sería concienciar que el cambio
climático es muy importante:
-
Cada vez que usamos una bicicleta o caminamos en vez de utilizar el coche,
estamos ayudando a la descontaminación de la Tierra.
-
También podríamos usar sprays sin CFCs, utilizar los transportes públicos (si
no podemos caminar o utilizar la bici) y utilizar calefacción de gas natural.
-
Podemos disminuir el consumo de la energía si utilizamos bombillas y electrodomésticos
de bajo consumo.
-
Deberíamos también cuidar el aislamiento de nuestra casa, para no desperdiciar
la energía que utilizamos con el uso del aire acondicionado.
-
Deberíamos apagar las luces y los aparatos de aire acondicionado cuando no los
necesitemos. Lo mismo ocurre con el agua caliente.
-
Además, un paso importante sería concienciar a la población de que el cambio
climático es muy importante
-
Deberíamos reducir los desechos que producimos en casa. Para ello, podemos
seguir las tres famosas R:
Reducir las
basuras, consiste el tratar de rechazar los distintos envases que no cumplen
ninguna utilidad vital.
Reutilizar los
productos antes de que se conviertan en residuos, consiste en intentar sacarles
todo su partido posible.
Reciclar las
basuras consiste en devolver al ciclo productivo los materiales para que
después de un tratamiento puedan incorporarse al mismo proceso consiguiendo un
considerable ahorro de materias primas y energía.
Soluciones a nivel de comunidad: Las
energías alternativas
Gran
parte de los gases invernadero son producidos al quemar combustibles fósiles
para obtener energía. Pero existen diferentes métodos para obtener esa energía,
como las llamadas energías alternativas, que son un tipo de energía que ni se
gastan ni contaminan:
Energía
solar: se extrae del sol, en el cual se produce una reacción termonuclear, con
lo que se libera una gran cantidad de energía en forma de radiación
electromagnética, que podemos aprovechar mediante diferentes técnicas.
Energía
eólica: se debe a la energía cinética del aire. La potencia que se obtiene es
por tanto pequeñas variaciones de velocidad, que dan lugar a grandes
variaciones potencia.
Energía
de la biomasa: de ella se obtiene el biogás, del que pede utilizarse para
motores de gas o calefacción
Energía
mareomotriz y térmica marina: La energía maremotriz es posible gracias a la
energía de las olas del mar y de las mareas. En cuanto a la energía térmica
marina, se basa en el desnivel térmico existente entre la superficie de los
mares y las capas profundas; aunque estos procedimientos tienen hoy en día un
bajo rendimiento.
Energía
geotérmica: este recurso se presenta en forma de rocas, obteniendo energía
eléctrica mediante diversas transformaciones.
Sin
un aumento de la presión de la opinión pública nacional e internacional, el
cambio climático no tiene solución. El ciudadano seguirá utilizando su
automóvil, protestará por las subidas de los precios de los combustibles,
seguirá despilfarrando energía y será fácil presa de las campañas de
intoxicación de las grandes empresas afectadas por los intentos de reducir las
emisiones de gases de invernadero.
Así
mismo, sin la presión ciudadana y el importante papel de los medios de
comunicación, no se forzará a las partes más reticentes a aceptar compromisos
que supongan un paso importante para frenar el cambio climático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario